La iglesia de San Justo de Segovia es uno de los más modestos y tardío templos segovianos (probablemente realizado en los últimos años del Siglo XII o comienzos del XIII) como se aprecia en su fábrica arquitectónica mayoritariamente de calicanto. Que conserve unas magníficas pinturas murales indica -por lógica- que otros templos segovianos más importantes debieron estar decorados magníficamente aunque hoy ya no quede nada de ello.
En los muros y bóvedas de la cabecera se representan las escenas del Pecado Original, el ciclo de la Última Cena, Prendimiento de Cristo y Crucifixión y en la bóveda de horno del ábside un soberbio Pantocrátor rodeado de los veinticuatro ancianos y los evangelistas. Como corresponde a la pintura románica del 1200 el hieratismo inicial del románico pleno deja paso a una mayor soltura en los movimientos de los personajes lo que incide en mayor expresividad narrativa.
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